Una cosa es cierta sobre la anorexia: la restricción calórica severa tiene graves efectos físicos. Cuando el cuerpo no recibe el combustible que necesita para funcionar normalmente, entra en un ‘modo de hambre’ y disminuye sus funciones para conservar energía.
Dicho de otro modo, nuestro cuerpo comienza a consumirse a sí mismo. Si este castigo continúa, comienza a perderse más y más grasa corporal, las complicaciones médicas se acumulan, hasta que al final el cuerpo y la mente pagan el precio.
Algunos efectos físicos de la anorexia incluyen cambios severos en el humor, depresión, falta de energía, debilidad, pensamiento lento y una mala memoria. La piel comienza a resecarse y a lucir amarillenta, además, las uñas comienzan a ponerse quebradizas. Se presenta estreñimiento y distensión abdominal, aumenta la propensión a desarrollar caries y al daño en las encías. Una característica peculiar es el crecimiento de un vello fino en todo el cuerpo y en el rostro.
La decisión de buscar ayuda para la anorexia no es una decisión fácil de tomar. De hecho, es raro que una persona perciba el padecimiento como parte de su identidad o incluso que llegue a considerarlo como un aliado. Las personas con anorexia pueden pensar que este padecimiento tiene una poderosa influencia sobre ellos, y que nunca serán capaces de superarla. Pero mientras que el cambio es difícil; es posible.
