Para los adultos mayores, los beneficios de una alimentación saludable incluyen el aumento de la agudeza mental, una mejor resistencia a las enfermedades, el aumento de los niveles de energía, menores tiempos de recuperación y una mejor gestión de los problemas de salud crónicos.
A largo plazo, una buena nutrición mantiene los músculos, huesos, órganos y otras partes del cuerpo fuertes para el largo plazo. Comer alimentos ricos en vitamina, aumenta la inmunidad y la lucha contra las enfermedades que causan las toxinas. Una dieta adecuada reduce el riesgo de enfermedad cardíaca, derrame cerebral, presión arterial alta, diabetes tipo 2, la osteoporosis, el cáncer y la anemia.
Además, comer con sensatez significa consumir menos calorías y más alimentos ricos en nutrientes. Existen nutrientes clave para que el cerebro haga su trabajo. Las personas que comen una selección de frutas de colores vivos, vegetales de hoja verde, pescado y frutos secos llenos de ácidos grasos omega 3, podrán mejorar su concentración y disminuir el riesgo de padecer Alzheimer.
Todo está conectado, cuando el cuerpo se siente bien, uno se encuentra más feliz. Si recordamos el viejo dicho: “Tú eres lo que comes”, podríamos comenzar a utilizarlo como nuestro lema, para sentirnos vibrantes y saludables por dentro y por fuera.
