Conoce algunas recomendaciones para identificar el apetito emocional

Comer por estres 02
Antes de que una persona pueda romper el ciclo del apetito emocional, primero tiene que aprender a distinguir entre el hambre emocional y el hambre física. Esto puede ser más complicado de lo que parece, especialmente cuando alguien usa los alimentos con regularidad para lidiar con sus sentimientos.

El apetito emocional puede ser poderoso, pero hay indicios que uno puede buscar, para separar el hambre física y emocional:

El apetito emocional aparece de repente, se manifiesta en un instante y puede ser abrumador y urgente. El hambre física por otro lado, aparece más gradualmente, y la necesidad de comer no se percibe como algo que deba satisfacerse inmediatamente (a menos que se hayan suspendido los alimentos durante un largo tiempo).

El apetito emocional tiende a exigirnos alimentos específicos y de confort, por ejemplo: los alimentos grasos o azucarados. En cambio, cuando uno está físicamente hambriento, técnicamente cualquier cosa suena bien, incluyendo las cosas saludables como las verduras.

El apetito emocional conduce a menudo a comer sin sentido. Antes de que la persona se dé cuenta, ya se habrá comido desde una bolsa entera de patatas fritas, hasta una gran cantidad de helado, sin prestar demasiada atención o disfrutándolo por completo. En cuanto al hambre física, las personas comúnmente se encuentran más conscientes de lo que están haciendo.

El apetito emocional no se satisface aún cuando la persona esté llena. Continúa queriendo más y mas, comiendo incluso hasta sentirse incómoda. El hambre física por el contrario, no necesita estos extremos, uno se siente satisfecho cuando el estómago se encuentra lleno.

Por otro lado, el apetito emocional no se encuentra en el estómago, ni se manifiesta como una punzada o un gruñido; al contrario, aparece como un ansia que no puede sacarse de la cabeza y hace que busquemos texturas, sabores y olores específicos. Sin mencionar que el hambre física rara vez provoca que la persona se sienta culpable después de comer, quizá porque en el fondo sabe que está comiendo por razones nutricionales.

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