Los pacientes que han sufrido cáncer de mama, deben evitar el consumo de alimentos lácteos con alto contenido de grasa con el fin de mejorar su pronóstico de supervivencia a largo plazo.
El estudio que lo sustenta fue llevado a cabo por investigadores de la organización Kaiser Permanente, es uno de los primeros estudios en su tipo que logra identificar un vínculo entre el consumo de lácteos con una menor supervivencia ante el cáncer de mama.
Otros estudios han encontrado relaciones entre ciertos hábitos alimenticios y el riesgo de desarrollar cáncer de mama. La razón es que muchos de los productos lácteos contienen elevados niveles de estrógeno. Los niveles de estrógeno son más altos en los productos lácteos grasos, frente a los lácteos bajos en grasa.
Los investigadores analizaron a un grupo de mujeres que fueron diagnosticadas en las primeras etapas de cáncer de mama invasivo entre 1997 y 2000. El ochenta y tres por ciento de ellas eran de la región del norte de California.
Los pacientes que tenían una dieta rica en grasa a causa de los productos lácteos, presentaron una mayor mortalidad al cáncer de mama. En concreto, las mujeres que consumen una o más porciones diarias de lácteos altos en grasa, tienen un riesgo sesenta y cuatro por ciento mayor de morir por cualquier causa y cuarenta y nueve por ciento más de riesgo de morir por cáncer de mama.
Los productos lácteos que son altos en grasa incluyen: los quesos añejados, la crema, las natillas, la leche evaporada, el helado, la leche entera, la mantequilla y los yoghurts hechos de leche entera. Gracias a esta información, los médicos podrán ser más específicos cuando se trate de recomendar a sus pacientes productos lácteos bajos en grasa.
