Según un nuevo estudio realizado por los investigadores de la Universidad de California, las bacterias en los alimentos pueden afectar la función cerebral. Ellos encontraron que dicha función cambia entre las mujeres sanas que consumen probióticos en el yoghurt.
Dicho de otro modo, el entorno bacteriano puede afectar la actividad en el cerebro. Los investigadores dijeron que este hallazgo tiene implicaciones importantes para realizar futuras intervenciones en las dietas o las medicaciones, con el objetivo de mejorar la función cerebral.
Los resultados indican que algunos de los contenidos en el yoghurt pueden cambiar realmente la forma en que nuestro cerebro responde al medio ambiente. Ya que se ha demostrado que el cerebro puede enviar señales al intestino, esto explicaría por qué el estrés a menudo puede ser la causa de los problemas gastrointestinales.
De algún modo, los pacientes en el estudio nunca se sintieron deprimidos o ansiosos hasta que empezaron a experimentar problemas con su intestino.
Las mujeres que consumen probióticos han demostrado una mayor conectividad entre una importante región del tronco cerebral llamada sustancia gris periacueductal, y en las áreas de la corteza frontal responsables de la cognición.
Cabe señalar que la dieta occidental -al ser alta en grasas y carbohidratos- no sólo tendrá efectos en el metabolismo, también afectará las funciones cerebrales. Los investigadores creen que en el futuro serán capaces de manipular el contenido intestinal para tratar las enfermedades relacionadas con el cerebro -como el Alzheimer o el Parkinson-, con ayuda de los beneficios que ofrecen los probióticos.
