Tomar caminatas cortas después de las comidas, puede reducir el riesgo de padecer diabetes tipo 2 en las personas mayores. Ayudándolos a reducir los picos de azúcar en la sangre que se producen después de llenar el estómago con los alimentos.
Mientras que los investigadores aún advierten que sus resultados deben ser confirmados por ensayos más amplios. Sí sugieren que tres sesiones cortas de ejercicio al día, incrementan las probabilidades de controlar el azúcar en la sangre, mucho más que una sesión de actividad física más duradera.
Tomar un descanso después de las comidas es la peor cosa que se puede hacer. En cambio, las personas que pasean a su perro, aprovechan la oportunidad para salir a comprar algo o simplemente caminan a un ritmo moderado durante quince minutos, son más propensos a evitar una condición prediabética, que eventualmente puede convertirse en una verdadera diabetes tipo 2.
Según algunas estimaciones, setenta y nueve millones de estadounidenses tienen prediabetes, pero la mayoría de ellos no son conscientes de ello ni del riesgo que supone.
Estos resultados son una buena noticia para las personas de setenta y ochenta años que pueden sentirse más capaces de participar en actividades físicas intermitentes sobre una base diaria. Después de todo, las personas mayores pueden ser menos capaces de controlar el azúcar en la sangre después de las comidas, debido a la resistencia a la insulina en los músculos y a una baja secreción de insulina por parte del páncreas.
