Al principio no es fácil determinar si alguien tiene intolerancia a los alimentos o una alergia alimentaria, ya que los síntomas a menudo se superponen. Sin embargo, ciertos patrones en los síntomas pueden ayudar a los médicos a distinguirlas. De hecho, en la gran mayoría de los casos, los síntomas de la intolerancia a los alimentos tardan mucho más tiempo en manifestarse que los síntomas de una alergia.
Se aconseja a los pacientes que lleven un diario, donde puedan mantener un registro de los alimentos que consumen, cuáles son los síntomas que tienen y cuándo aparecieron. Los datos del diario pueden ayudar a un dietista o un médico a identificar qué alimentos provocan las reacciones adversas y los pasos a seguir.
Además de la intolerancia a la lactosa y la enfermedad celíaca, no existe una prueba precisa, fiable y aprobada para identificar la intolerancia a los alimentos. La mejor herramienta de diagnóstico es una dieta de exclusión, también conocida como eliminación o dieta de diagnóstico.
En muchas ocasiones, existe el riesgo de que una condición crónica o una enfermedad se diagnostique de manera errónea, por esta razón, las dietas de exclusión son extremadamente útiles para aislar los alimentos que causan las reacciones adversas. El médico también puede recomendar una prueba de la piel o una prueba sanguínea para descartar una alergia alimentaria.
Algunas personas se dan cuenta que si evitan la comida que provoca las reacciones adversas por un tiempo, no tienen ninguna reacción al comerla de nuevo. Esto se conoce como tolerancia. Mantener la tolerancia es cuestión de saber cuánto tiempo abstenerse y calcular la cantidad de alimento que uno puede ingerir después de este periodo. Cada persona tendrá reacciones y tiempos distintos, así que la única forma de determinarlos es a través del ensayo y el error.
