Una investigación realizada en la Universidad de Aarhus, dice que los adultos que se trasladan a las zonas agrícolas, experimentan una amplia gama de exposiciones ambientales (que no existen en las ciudades) y pueden reducir considerablemente los síntomas de su hipersensibilidad y alergias.
El sistema inmunológico de las personas que trabajan en la agricultura están expuestos con frecuencia a una amplia gama de bacterias, hongos, polen y otros irritantes que pueden desencadenar una respuesta que les protege contra la hipersensibilidad.
Dicho de otro modo, trabajar en un ambiente de cultivo puede servir para prevenir o atenuar la hipersensibilidad a los alérgenos vegetales más extendidos: la hierba y el pólen de abedul. Sorprendentemente, el efecto positivo sobre el sistema inmunológico se ve tanto en las personas que han vivido en entornos urbanos como en los adultos que nacieron y se criaron en las zonas agrícolas. Pero la verdadera sorpresa es que el efecto no sólo se ve en los niños.
Anteriormente se suponía que sólo las personas que habían vivido en zonas de cultivo durante su crecimiento se beneficiarían por el efecto de protección del medio ambiente en el sistema inmunológico. No obstante, ahora es posible demostrar que nunca es demasiado tarde para los adultos.
De hecho, vivir en un entorno con un nivel mucho más alto de exposición al medio ambiente de lo que estamos acostumbrados, en realidad puede ser bueno para la salud, ya que estimula al sistema inmunológico.
A pesar de esto no es tan simple recomendar a las personas que sufren de alergias e hipersensibilidades que se muden a las granjas. Porque ellos también pueden sufrir enfermedades pulmonares como el asma y por lo tanto, ponerse cada vez más enfermos debido a las altas concentraciones de polvo y partículas que se encuentran en los establos y en la agricultura en general.
