Un nuevo estudio de los Estados Unidos, dirigido por investigadores del centro Johns Hopkins, contradice las viejas creencias que se tienen sobre los cuidadores familiares. Aparentemente, el estrés provocado por el cuidado de un familiar no conduce a una muerte temprana, en su lugar, el estudio muestra que los cuidadores familiares viven unos nueve meses más que los no cuidadores.
El cuidado de un enfermo crónico en la familia, a menudo se asocia con el estrés y con una alta tasa de mortalidad. Por esta razón, el estudio comparó a más de tres mil quinientos cuidadores familiares con un número igual de personas sin esta condición. Y encontró que la atención a un miembro de la familia con enfermedades crónicas o con discapacidad no sólo no aumenta el riesgo para la salud, sino que redujo en un dieciocho por ciento el riesgo de muerte durante el periodo de seis años que duró el estudio.
Los investigadores seleccionaron cuidadosamente a los cuidadores y no cuidadores mediante una medida basada en quince variables comunes que abarcan datos demográficos habituales, tales como la edad, el sexo, la educación, además del historial de salud y los hábitos de salud.
Aunque estos resultados no son totalmente nuevos, los métodos estadísticos que se usaron fueron únicos e innovadores. Durante la investigación, muchos de los cuidadores reportaron un aumento en su autoestima y la recepción de gratitud y reconocimiento por parte de los miembros de la familia que cuidaban.
Según los autores del estudio, cuando los cuidados se hacen de buena gana, a niveles manejables y con personas capaces de expresar la gratitud, es razonable esperar que los beneficios para la salud puedan acumularse en esas situaciones.
Sin embargo, advierten que no tenían una visión completa sobre los beneficiarios de los cuidados, por ejemplo, su estado funcional, o el tipo de atención que recibieron, por lo que otro análisis con tales detalles presentes, podría encontrar algunos subgrupos de cuidadores con un mayor riesgo de muerte.
En conclusión, si el estrés extremo puede ser manejado o evitarse, el cuidado puede plasmarse en la realidad como beneficios para la salud; tanto para el cuidador como para la persona que están cuidando.
