Las visitas a domicilio por parte de una enfermera dan resultados, pero es una costosa forma de ayudar a los recién nacidos a tener un buen comienzo en la vida.
Una nueva investigación de la Universidad Duke sugiere que programas menos costosos de visitas domiciliarias pueden llegar a más familias y aún así producir mejoras significativas de salud. Durante el estudio que se llevó a cabo, los niños tuvieron cincuenta por ciento menos episodios de urgencias que otros bebés en el primer año de vida.
Dicho de otro modo: por una inversión relativamente pequeña, la recompensa es importante.
El estudio se basa en un programa de visitas a domicilio para los recién nacidos y sus padres, en Durham, Carolina del Norte, en donde un científico encontró que las familias participantes visitaron la sala de emergencia con menos frecuencia que las familias del grupo de control, y tuvieron menos hospitalizaciones durante la noche. Los resultados se mantuvieron incluso un año después de finalizar las visitas a domicilio.
Los resultados tienen implicaciones económicas importantes, debido a que el precio de la asistencia en los servicios de emergencia y los turnos nocturnos suelen tener un costo de miles de dólares. En contraste, el programa de Durham tiene un costo promedio de setecientos dólares por familia.
Dicho programa consiste en una serie de dos o tres visitas por parte de una enfermera a los nuevos padres, poco después de que el recién nacido sale del hospital. La trabajadora comprueba la salud de la madre y el bebé, además de ofrecerles consejos a los padres sobre temas como: lactancia materna y el cuidado de los niños. Las enfermeras también detectan la presencia de problemas potenciales, como la depresión materna. Su función principal es vincular a las familias que necesitan ayuda, con servicios comunitarios adecuados.
