Desde el inicio de la pandemia del SIDA, hace más de tres décadas, los investigadores del laboratorio y los médicos en las clínicas, han estado trabajando en un objetivo común: un mundo libre de SIDA.
Por esta razón, se llevó a cabo una conferencia organizada por dos importantes revistas médicas, quienes reunieron a varios delegados de los seis continentes, con la intención de cerrar la brecha entre los investigadores y clínicos, en un esfuerzo conjunto para identificar lo que debe hacerse antes de pasar del sueño a la realidad de un mundo libre de SIDA.
Hasta la fecha, sólo un pequeño puñado de pacientes se han curado con éxito del VIH.
El orador principal Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los Institutos Nacionales de Salud en los Estados Unidos, habló sobre la importancia de los avances científicos en materia de prevención de infecciones. Y sobre cómo las intervenciones biomédicas deben fundirse con el comportamiento humano y los determinantes sociales para lograr un mundo libre de esta enfermedad.
Las estrategias de prevención incluyen entre muchas otras, la expansión de las pruebas del VIH, la circuncisión, el tratamiento y la prevención de la transmisión de madre a hijo.
Quizá la opción más discutida de una cura ha sido la esperanza de una vacuna. Varios oradores discutieron los diversos avances y también retrocesos, en la carrera hacia las estrategias de vacunación exitosas. La clave, podría radicar en no seguir los modelos de las vacunas tradicionales, sino, más bien, pensar en las diversas observaciones que se han hecho sobre los tipos de anticuerpos que los pacientes generan en respuesta a una infección por VIH a largo plazo.
Por último se habló de los muchos pacientes que han vivido con VIH durante décadas, porque ellos se enfrentan a un nuevo conjunto de problemas: el riesgo de desarrollar diversos tipos de morbilidad, como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades del hígado, en comparación con la población en general. Dicho de otro modo, la comprensión entre la relación entre VIH, el tratamiento y el envejecimiento, será necesaria para asegurar una vejez saludable en las personas que reciben un tratamiento antirretroviral.
