Existe un gran número de investigaciones que han demostrado que la dieta de una madre, antes y durante el embarazo, afecta la salud de sus hijos. Sin embargo, un nuevo estudio realizado en la Universidad de Mc Gill, sugiere que la dieta del padre antes de la concepción también podría desempeñar un papel importante en la salud de sus hijos, sobre todo cuando se trata del consumo de ácido fólico.
El ácido fólico, también conocido como vitamina B9, se encuentra de forma natural en una amplia variedad de alimentos, incluyendo los vegetales de hoja verde, nueces, frijoles, guisantes, frutas, productos lácteos, carne, aves de corral, huevos, jugos de fruta, mariscos y granos.
Desde 1998 la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) exige a los fabricantes añadir ácido fólico a los panes enriquecidos, las harinas, los cereales, las pastas, el arroz y a muchos otros productos de grano, ya que son ampliamente consumidos en los Estados Unidos.
Es bien sabido que las mujeres deben consumir ácido fólico durante el embarazo, porque les ayuda a prevenir abortos involuntarios y defectos de nacimiento. Sin embargo, los investigadores señalan que la observación de los niveles de ácido fólico en el padre, no ha sido un tema estudiado a fondo.
Por esta razón, el equipo de investigación llevó a cabo un estudio con ratones en los que compararon a los hijos de padres que tenían niveles de ácido fólico suficiente y los que tuvieron niveles más bajos.
Los resultados mostraron que los padres con niveles menores de ácido fólico, tuvieron un aumento del treinta por ciento en los defectos de nacimiento, en comparación con los hijos de padres que tenían niveles adecuados de la vitamina.
Al explicar las razones detrás de sus hallazgos, los investigadores señalaron que existen áreas del epigenoma de los espermatozoides que son sensibles a los estilos de vida, sobre todo a la dieta. El epigenoma puede influir en la manera en que los genes se activan y cómo cierta información se transmite a la descendencia.
Dicho de otra forma, el esperma puede llevar una memoria sobre el estilo de vida del padre, y esta información puede transferirse a un mapa epigenómico que puede influir en el desarrollo de un niño. Frente a este escenario, los científicos recomiendan que los padres piensen muy bien sus opciones de estilo de vida, ya que podrían afectar a las generaciones futuras.
