Los días en que los niños y adolescentes solían trepar a los árboles y jugar baloncesto en su tiempo libre han quedado prácticamente en el pasado. Hoy en día es más probable que se encuentren jugando juegos de video.
Sin embargo, una nueva investigación sugiere que los adolescentes que juegan videojuegos violentos, son más propensos a mentir, sin mencionar que la experiencia aumenta la agresión y ha reducido el autocontrol.
Un equipo de investigadores de Italia, los Países Bajos y de Estados Unidos, analizó a ciento setenta y dos estudiantes de secundaria italianos, de entre trece y diecinueve años, que fueron obligados a participar en una serie de experimentos para determinar cómo los videojuegos violentos afectan su personalidad.
Para el primer experimento, se les pidió a los participantes jugar un videojuego no violento (como el MiniGolf 3D) o un videojuego violento (como el Grand Theft Auto III). Mientras ellos jugaban, un recipiente de cien gramos de chocolate fue colocado junto a la computadora.
Los investigadores dijeron a los participantes que podían comer libremente el chocolate, pero les advirtieron que era poco saludable consumir grandes cantidades de dulces en un corto espacio de tiempo. Los resultados revelaron que los participantes que jugaron videojuegos violentos, comieron más de tres veces la cantidad de chocolate, en comparación con los que jugaron videojuegos no violentos.
Otras pruebas consistieron en responder un cuestionario, para recibir un premio por cada respuesta. Sin embargo, los adolescentes que jugaron videojuegos violentos, hicieron trampa ocho veces más que los adolescentes en el otro grupo. Otra prueba consistió en castigar a un compañero de juegos (que en realidad no existía) usando el sonido de una explosión que sonaría a través de sus auriculares. Los adolescentes que jugaron juegos violentos, usaron los castigos más violentos y sonoros, en comparación con los jóvenes que jugaron videojuegos no violentos.
Los investigadores dicen que fue interesante ver que tanto hombres como mujeres se vieron afectados de manera negativa por los juegos de video más violentos.
