Un pensamiento materialista o de consumo puede empeorar los acontecimientos traumáticos

Materialista acontecimiento traumaticoUn estudio realizado por investigadores de la Universidad de Illinois, sugiere que además de los efectos directos negativos que han sido bien documentados sobre el bienestar de una persona, el materialismo también puede ejercer un efecto negativo indirecto, haciendo de los acontecimientos desafortunados, algo todavía peor.

Dicho de otro modo, el materialismo no sólo es una antítesis del bienestar individual, sino que también tiene el efecto secundario de ampliar los eventos traumáticos, desde los que están relacionados con el terrorismo, los accidentes de tránsito, hasta las enfermedades y cualquier otra cosa que amenace la vida.

La investigación es novedosa, porque trata de relacionar los valores de una persona con un evento que es completamente ajeno a dichos valores. Es un descubrimiento interesante, dado que la economía en la que vivimos es impulsada por el consumo.

El presente estudio fue realizado en Israel a través de una investigación de campo.

Cuando las personas se enfrentan a una amenaza mortal, los investigadores encontraron que los individuos altamente materialistas reportaron mayores niveles de estrés postraumático, consumo compulsivo y compra compulsiva, a diferencia de sus pares menos materialistas.

Al parecer, las personas materialistas hacen frente a los acontecimientos negativos a través de mecanismos materialistas. Un dato curioso es que ante la existencia de un ataque terrorista, las personas que son materialistas sufren mayores niveles de angustia y son más propensos a compensarlo a través de niveles más altos de compra compulsiva e impulsiva.

Los resultados también señalan que las personas materialistas, exhiben niveles más bajos de autoestima, lo que disminuye la capacidad del individuo para hacer frente a los sucesos traumáticos. Según los investigadores, en esencia, el materialismo es una respuesta basada en el valor a la inseguridad en la vida de cada uno. La investigación sugiere que más ampliamente se trata también de la inseguridad existencial. Esta idea de que todos somos conscientes de nuestra mortalidad y centrándose en que esto puede ser casi debilitante.

Todo esto parece un cuento con moraleja que llega justo antes de la temporada de compras navideñas.

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