Los investigadores de la Universidad de Manchester han comenzado un estudio para determinar si los niveles de azúcar en la sangre durante el embarazo, inferiores al nivel utilizado para diagnosticar la diabetes gestacional, influyen posteriormente en los niveles de grasa en los niños y en el desarrollo de la diabetes en las madres después del parto.
El equipo de investigación estás tratando de rastrear a las madres y los bebés que participaron en un proyecto de investigación hace doce años.
El estudio original analizó la hiperglucemia y sus resultados en el embarazo y contó con dos mil cuatrocientas madres. Ellos encontraron que los niveles de azúcar en la sangre de la madre, incluso cuando eran bajos, se asociaron con el peso o el nivel de grasa de sus bebés.
El mundo de la medicina ha conocido por más de una década que la obesidad está aumentado a un ritmo alarmante. Sin embargo, el problema deriva en que la gente no cree en el aumento del riesgo de la enfermedad o la muerte temprana causada por la obesidad y en que no saben si están en riesgo.
Las madres con problemas de salud y con signos de pre diabetes en el embarazo, tienen más riesgo de tener resultados adversos en el parto, tales como: distocia de hombros, cesáreas y bebés que tienen sobrepeso. Estos niños tienden a ser poco saludables en la vida adulta y el ciclo se perpetúa.
El presente estudio planea determinar si un nivel elevado de azúcar en la sangre durante el embarazo -una condición menos grave que la diabetes gestacional-, influye en los niveles posteriores de grasa corporal en niños y el desarrollo de la diabetes en las madres después del parto.
Cuando los científicos logren entrevistar a las madres y a sus hijos (ahora de ocho y doce años), la opinión médica y pública podría cambiar sus regulaciones respecto a cuáles son los niveles de azúcar en la sangre considerados como saludables en el embarazo. Y podrían ser más bajos de lo que se había aceptado inicialmente.
Dicho de otro modo: al poder determinar los factores de riesgo para la obesidad temprana en la vida, los médicos y los padres tendrán la oportunidad de hacer algo al respecto. Esto podría ayudar a prevenir algunas de las consecuencias posteriores de la obesidad en la vida, como la enfermedad cardíaca y la diabetes.
