Hace varios años que los laboratorios Merck comenzaron a comercializar un medicamento sintético, útil en el tratamiento de hiperplasia prostática benigna y contra la calvicie común. Nos referimos al finasteride o Propecia.
Este tratamiento consiste en una dosis de cinco miligramos ingeridos una vez al día, durante seis meses como mínimo, para determinar mejor los resultados terapéuticos del tratamiento. Esto quiere decir que los resultados tardan aproximadamente de tres a doce meses en manifestarse.
Sólo puede utilizarse bajo prescripción médica, y es eficaz únicamente dentro del periodo en que se consume. Su mecanismo de acción consiste en inhibir una enzima, que transforma la testosterona del cuerpo en dihidrotestosterona, evitando su metabolismo. Así, reduce la actividad de los andrógenos en el cuero cabelludo, deteniendo la caída del cabello. Y en el caso de la hiperplasia prostática benigna, reduce el volúmen de la próstata, así como el riesgo de padecer cáncer posteriormente.
Por desgracia, el laboratorio Merck sufrió una serie de demandas, por parte de pacientes que relacionaban el uso de Propecia con problemas de impotencia, eyaculación anormal, aumento en el tamaño de los senos, ataques de ansiedad, depresión e insomnio. Efectos secundarios que podían extenderse incluso años después de suspender el medicamento.
Por esta razón, Merck se vio obligado a endurecer las advertencias acerca del consumo de su producto, al grado en que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés), pidió que se advirtiera la posibilidad de que el medicamento retrase el diagnóstico y tratamiento de un verdadero cáncer de próstata en los pacientes con hiperplasia.
Parece ser que los hombres preocupados por la pérdida del cabello, tendrán que consultar detenidamente con ayuda de su médico, todas las ventajas y desventajas que el uso de Propecia pueda tener para su salud.
