Los adultos mayores sufren grandes cambios en sus necesidades dietéticas. Cada etapa de la vida trae cambios y ajustes en su cuerpo. La comprensión de lo que está pasando puede ayudarles a tomar el control de sus requisitos nutricionales.
Con la edad, los cambios físicos afectan directamente al metabolismo desacelerándolo. Esto significa que si continuamos comiendo la misma cantidad de comida que en la actualidad, será muy probable que nuestro peso aumente porque estamos quemando menos calorías. Especialmente si somos menos activos físicamente.
Los sentidos; el de la vista, el gusto, nuestro olfato y el oído, se debilitan con la edad. Esto provoca una disminución considerable para identificar la intensidad de los sabores dulces o salados, así que las personas mayores pueden tender a utilizar más sal en sus comidas, esto a pesar de que necesitan menos sodio en su dieta que las personas jóvenes. También es posible que esta pérdida en el sentido del gusto los lleve a excederse en los alimentos azucarados y en los bocadillos. Para evitarlo, en lugar de añadir azúcar, trate de incrementar la dulzura de sus comidas con alimentos naturalmente dulces, como las frutas o los pimientos.
Algunos medicamentos recetados y los problemas de salud, a menudo pueden influir de forma negativa en el apetito y también pueden afectar el sabor. Pregúntele a su médico acerca de la superación de los efectos secundarios de los medicamentos o de determinadas condiciones físicas.
Con la edad, comenzaremos a notar que nuestro sistema digestivo se torna más lento, se genera menos saliva y ácido en el estómago, esto hace más difícil que nuestro cuerpo procese ciertas vitaminas como la B12 o B6, el ácido fólico y algunos minerales; todos elementos necesarios para mantener el estado de alerta mental, una gran memoria y una buena circulación.
Por último la soledad y la depresión pueden afectar la dieta de los adultos mayores. Para algunos de ellos, la sensación de estar solos los lleva a no comer (también puede crear el efecto opuesto, llevándolos a comer en exceso). Recurrir a un terapeuta o mantener el contacto con los amigos y vecinos puede ser una solución.
Por desgracia, las personas con un presupuesto limitado pueden tener problemas para pagar una dieta equilibrada y saludable.
