La negación es un mecanismo de defensa que nos da tiempo para adaptarnos a las situaciones angustiantes. Sin embargo, mantenerse en la negación puede interferir con el tratamiento o la capacidad para hacer frente a los desafíos. Una persona que está en negación, no está siendo realista acerca de algo que está sucediendo en su vida. Esto puede ser evidente para las personas que le rodean.
En algunos casos, un poco de negación puede ser benéfico. Estar en negativa por un plazo corto de tiempo, funciona como un mecanismo de afrontamiento saludable, dando tiempo para adaptarnos a un problema doloroso o estresante. También puede ser un precursor para realizar un cambio en nuestra vida. No obstante, la negación tiene un lado obscuro.
El estar en negación durante demasiado tiempo puede evitar que un individuo haga frente a un problema que requiera de acciones específicas, por ejemplo, las crisis de salud o algunas situaciones financieras. En su sentido más estricto, la negación es un proceso inconsciente. Una persona por lo general no decide estar en negación acerca de algo.
Las causas de la negación incluyen situaciones que nos hacen sentir vulnerables o que atentan contra nuestro sentido de control. Las enfermedades crónicas o terminales son un ejemplo, también lo es la depresión y otros trastornos de salud mental; la adicción, los problemas financieros, dificultades en el trabajo, conflictos en las relaciones o algunos eventos traumáticos. Cabe señalar que la negación no es exclusiva de aquello que nos sucede, también es posible negar la situación de otra persona o acerca de algún suceso.
Sólo en los casos en que la negación nos ayuda a asimilar eventualmente problemas o información estresante, para abordar la problemática de forma más racional, estaremos hablando de una respuesta útil.
