Hace un tiempo, un grupo de investigadores de la Universidad de California descubrió que el crecimiento de las células cancerosas de la próstata disminuía en los hombres que consumían una dieta baja en grasas, junto con un suplemento de aceite de pescado.
El estudio consistió en observar a dos grupos de hombres que debían someterse a una prostatectomía (este tipo de cirugía consiste en extirpar completamente la glándula prostática). Un grupo mantuvo una dieta rica en ácidos grasos y omega 3, mientras que el otro grupo siguió una dieta más occidental.
Al final del estudio, se tomó una muestra de sangre a cada participante, sólo para descubrir que el crecimiento de las células del cáncer había disminuido en los hombres que habían consumido el aceite de pescado y pocas grasas. En cambio, el crecimiento del cáncer no se detuvo en los voluntarios que siguieron la segunda dieta. Cabe señalar que el resultado se repitió durante el análisis de las muestras de tejido extraídas a los pacientes, después de su operación.
El estudio sugiere que un aumento en los ácidos grasos omega 3 y la disminución de los niveles de ácidos grasos omega 6 -presentes en el aceite de maíz-, podrían alterar la estructura de la membrana celular, tanto en las células sanas de la próstata, así como de las células cancerosas.
A menudo, las investigaciones sobre dietas pueden ser difíciles de evaluar, debido a que los pacientes no siempre se apegan a los cambios alimenticios. Sin embargo, según el doctor William Aronson, principal responsable del estudio, explicó que la comida consumida por ambos grupos de participantes, fue controlada con precisión. Varias veces a la semana, los voluntarios recibieron comidas preparadas por cocineros de la universidad. Sumado a esto, los participantes llevaron diarios en donde registraron su alimentación con ayuda de un dietista, y fueron obligados a devolver los alimentos no consumidos.
A pesar de que serán necesarios más estudios, este hallazgo podría ayudar a los médicos a reducir la tasa de proliferación del cáncer, disminuyendo el riesgo de que pueda diseminarse hacia otros sitios lejos de la próstata, volviéndolo más difícil de tratar. Sin mencionar que es altamente probable que una dieta alta en omega 3 no sólo reduzca la progresión del cáncer de próstata, sino que ayude a evitar su desarrollo en hombres que aún no lo padecen.
