Cualquier persona puede contraer la enfermedad neumocócica. Sin embargo, algunos grupos tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar la enfermedad o sus complicaciones. Las personas con mayor riesgo son: los lactantes y los niños menores de dos años de edad. Los niños que tienen una condición médica subyacente que los predisponga a padecerla. Las personas mayores de sesenta y cinco años de edad. Los niños de las zonas pobres de los países en desarrollo y las personas con sistemas inmunes debilitados.
Tampoco debemos olvidarnos de los pacientes con enfermedades crónicas tales como la diabetes, la enfermedad pulmonar, el cáncer, la enfermedad renal, el alcoholismo, el tabaquismo, las personas que tienen un implante coclear (algún tipo de audífono de apoyo), entre otras. Las personas que acuden por alguna enfermedad crónica a los hospitales se encuentran expuestas a esta y otras enfermedades nosocomiales.
Por otro lado, los signos y síntomas de la infección neumocócica dependen del tipo de infección que el paciente tiene, aunque los más comunes son fiebre, sudoración, dolor de cabeza y un malestar en general.
La meningitis por neumococo, además de los síntomas ya mencionados, incluye las náuseas, el vómito, convulsiones y en algunos casos el coma. En cambio, la neumonía neumocócica puede incluir tos, problemas respiratorios, dolor de pecho, fatiga y dolores musculares.
