Las obsesiones son pensamientos aparentemente involuntarios, incontrolables, o imágenes e impulsos que ocurren una y otra vez en nuestra mente. Y a pesar de que tratemos de evitar estas ideas, no pueden detenerse. Desafortunadamente, estos pensamientos obsesivos suelen ser un distractor y se convierten en algo molesto para el que los experimenta.
Las compulsiones por otro lado, son comportamientos o rituales que nos sentimos impulsados a realizar una y otra vez. Por lo general las compulsiones se llevan a cabo en un intento por hacer que las obsesiones desaparezcan. Por ejemplo, si le tememos a las infecciones, es posible desarrollar rituales de limpieza bastante elaborados. Sin embargo, el alivio no dura. De hecho, los pensamientos obsesivos suelen volver con mayor fuerza. Y los comportamientos compulsivos a menudo terminan causando ansiedad, a medida que consumen un mayor tiempo o se vuelven más exigentes.
La mayoría de las personas con trastorno obsesivo compulsivo pueden clasificarse en las siguientes categorías: Las personas que tienen miedo de la contaminación, por lo general tienen compulsiones de limpieza o en el lavado de manos. Las que comprueban en repetidas ocasiones las cosas asociadas con algún daño o peligro. Las que temen hacer algo mal para evitar la culpa o ser castigados. Las que están obsesionadas con el orden y la simetría. Y las que temen que algo malo sucederá si desechan alguna cosa innecesaria.
Es importante señalar que no sólo porque una persona tenga pensamientos obsesivos o tenga algunas conductas compulsivas, significa que padece de trastorno obsesivo compulsivo, estos comportamientos causan un enorme sufrimiento, ocupan mucho tiempo del paciente, e interfieren con su vida diaria y las relaciones.
